viernes, noviembre 24, 2006

Mónica Mera - Tucumán - Argentina







POEMAS




PARA MIS HIJAS


Cuántas tardes de colores
pintando refugios
solo nuestros,
las cajas donde nos metíamos
para escondernos
ya no están,
desarmamos el rompecabezas
del silencio cómplice.
La hamaca que cobijó
el secreto del chupete
se oxida en el jardín.
Tiramos los pedazos de juguetes
en el tiempo.
Crecieron,
pero tantas cosas
quedan acá en este recuerdo
las danzas
los crayones
los chistes,
las comidas enchastres de a tres
en la cocina
y siempre
ese sabor a risa con galletas,
la firme protesta del baño
y el placer del agua en la pileta.
Son dos
distintas a rabiar
y tan idénticas en el beso
imperdible
del silencio,
en el llanto que apichono
y que abrazo
con el honor de calmar
con las palabras y el aliento.
Son dos
pares como los brazos
así de simétricas
dos, así de mías, de únicas
y necesarias.
Como el aire.



EL OLOR DE LA DISTANCIA

Para conquistarme
dejaste caer las palabras
elegiste el beso
el olor
y la distancia.
Para enamorarme
trajiste caricias nuevas
y secaste mis lágrimas.
Para retenerme.
Para enloquecerme
desgranaste
desnudaste
mis costados y mi alma.
Para amarme
elegiste los silencios
y la distancia.
El olor de las lágrimas
el perfume de la distancia
la piel florece y calla.
La distancia-el olor-el perfume
todo calla
en la mañana.
Estoy con tus huellas
y sin vos,
con vos
y sin tus huellas.
Solo estoy y solo callo.


LA PALABRA

Untarme las palabras
desde el alma
descalzar el universo
arrancarme la piel
de lo mundano
y vestirme del corchete azul
de una palabra.
Amarte
como el propósito más simple.
Ungir la cabeza
en las palabras
de tus suspiros.
Una mañana
en la que no estás
y el corazón te encuentra
pintando los fantasmas de la ausencia.
Y tus manos aparecen
en la espuma de un café
cuando te nombro.
Sé que conociste esa palabra
sé que tu espera me espera
y me ilumina.
Por pedazos
por trozos que voy dejándote,
armas mi cuerpo sobre el tuyo,
incompleto rompecabezas
(de palabras)
para siempre.



PAIS

Tengo triste
la palabra
País.
Tengo ojeras en el alma
desvelo de verdes
geografías

desoladas.
Tengo triste
la palabra
País.
Por las manos
por los muertos
por el pan y por la leche
te recorro preguntando
y este duelo
que me duele y que me llora
que escasea la esperanza
y que golpea la rabia
del desarraigo de mis hermanos,
Tengo triste la palabra
País
Solo mis manos te ofrezco
y este poema descalzo.