viernes, noviembre 24, 2006

Etherline Mikëska - Neuquén - Argentina











POEMAS






Vaiven


Las ramas se mueven
Al compás del viento.
Las hojas se desprenden
Al compás del viento.
Se despetala la flor
Al compás del viento.
La lágrima se desliza
Al compás del viento.
La imaginación vuela
Al compás del viento
Las sábanas se anudan
Al compás
de nuestros cuerpos.


Respuesta

¿Cuánto es, del vaso
A la palabra?
El tiempo transcurriendo
A puñetazos
Entre el labio
Y la espera lunar,
El abrojo y el grillo?
¿Qué, adeudan al viento
El chasquido sordo
De unos dedos tristes?
¿y el ojo y la bruma,
el desierto, la llanura
para el asombro?
Entonces;
Despupilados,
Asombrados...
Andamos.


El espejo

Toda ella es la luz
Y el agua que se bebe,
Los bordes y el extremo.
El delirio
De la ciega verdad
Plasmada, constelada
Deshecha.
No queda nada
Y es todo.
El aura, incienso.
El latido, el centro,
renueva sus fulgores
sus reflejos abismantes.
La luna es poca piel
cuando abrevan sus labios.
Toda ella es la luz,
el cáliz escondido
de otro tiempo.


Astros

Sólo la luna
Cierra, los ojos al sol.
Sólo el sol
Piadoso, duerme las pupilas
Cansadas de la luna;
Luego, ambos
Suben por la boca,
A la frescura y la omisión
de las palabras
y se vuelcan
en vertientes de volcán
con sus fuegos
sus lobos y cenizas.


Causalidad

Esa costumbre
De dejar a Dios, golpeando puertas;
De no abrir el oído
El corazón, la conciencia.
De dejar que el manto limpie
Lágrimas vírgenes, sin una flor.
Esa costumbre de permitir
La oscuridad
De no encender la alegría
De no arrimar unos leños
Para prender la esperanza
En la hoguera del alma.
Esa costumbre loca y desrazonada
De no permitirse amar y ser amados.
De seguir con el martillo
Asestando a clavos y espinas.
Al final;
Sin darnos cuenta
Igual quedamos
Anclados a un madero
Sin agradecer, sin gestos, sin palabras,
Para seguir golpeando
De amor, las puertas.


Tan breve

La calle está vacía.
Ando sola
Por el asfalto...
Y soy tanta,
Tanta gente.