sábado, diciembre 09, 2006

Rosana Aldonate -Tucumán - Argentina








POEMAS





Canción de luto


Tucumán, desmesurado vientre
húmedo y caluroso
asentamiento de orillas
con tus miserables villas.
Tucumán entraña fértil
reproduces la pobreza
niños sin pan bajo el brazo
llegan y llegan y llegan.
Jesuses no de Belén
sino Cristos prematuros
en cunas crucificadas
los ponen ni bien venidos.
Tucumán, pesebre ausente de dones,
de luceros y de reyes
de incienso, de oro, de mirra
de villancicos esperanzadores.
Pesebre de harapos sucios
de vastedad de indigencia
no hay mujeres, sólo hay madres
y niños sin padrenuestro.
Tucumán, útero vil
apagado de promesas
¡Niños! No vengan al mundo
que Herodes reina en la puerta.


Cartas de París


En un andamio está
la cruz de la existencia
el vuelo sin regreso
la salida sin tiempo.
En un andamio se dirimen
los regresos
los amores filiales
las cartas, las mentiras y verdades.
En un andamio se reparten
trabajo, retribución y sueños
y el desatado cordón hacia la nada.
En un andamio está el mundo
su arquitectura de concreto
su concreta elevación
de muros y ventanas
todas humanas
para diseñar la nada:
cobijo y desamparo.
En un andamio está el salto
la imprevista decisión del andamiante
no es deporte
es dislocada nota
es ruptura
de la pared, la ventana
membrana celular del mundo humano.
El andamio es presilla de la vida
pero también es trampolín desajustado
es caídasea suicidio o accidente.

Las Variaciones Buenos Aires


A los anónimos seres que se precipitan
en los suelos de Buenos Aires.


La vida se abanica en imitaciones varias:
actor, espectador, transeúnte.
Dios no quiso a la mujer
por eso la hizo madre,
elevó a la cruz al hijo
Ella al pie de su calvario.
¡Ay! Variaciones Buenos Aires
que desclavas de la cruz
a emocionados espectadores
todos actores
horizontales al suelo
producen sus variaciones.
Imitaciones súbitas.
Abandonados del padre
realizan las estaciones
en matricial estertor.
Aterrador Buenos Aires
tu suelo está surcado
de cuerpos desplomados.
Bach suena en su partitura
las treinta y dos variaciones,
el pavimento asfixiante
ensordece la música, la palabra, el arte.
Se desvanecen en su conocimiento perdido.
Ajenos a la multitud
a la calle, a la sala
al trajín, a la atención
al murmullo, a la melodía.
Idos ya, aun sin irse
definitivamente.
Yacen ahí como un olvido.
Ellos caenultimando su variación.

Tela negra


Corte de tela negra
tela de bordes de gross
táctil y transparente
el tramado se ofreció.
Trozo de seda negra
De tul al mejor postor
¿quién fabrica ese tejido
que algún sueño ayer soñó?
Acercándose al orillo
el tramado delató
no era tela, no era lino
gasa ni muselina
era mosquitero negro
para blancos vastaguillos.
Negro ajuar de novia nívea
negra mortaja de tiras
para un muerto desvaído.
Negras sábanas que cubren
cuerpos empalidecidos.
Barbijos negros también
para quirófanos lívidos.
Lo que debía ser blanco
negro fue en su destino.
No era tela no era gross
la negra trama ofrecida.
Era piel
sólo piel negra
retazo de piel urdida
¿quién pueda fabricar piel
con orillos incluidos?
Era piel, sólo piel negra
retaceada en mercerías.
Un trozo de piel muy negra
desollada de su origen.

Pueblos del sol

Antofagasta, a las puertas del sol
tu pueblo emerge
de los negros volcanes de basalto
tus caminos como brazos repartidos
conducen al Galán y a la Antofalla.
Volcán Galán, una voz quechua
te nombró inanimado
muerto, quieto,
tu millonaria antigüedad
sembró tus cercanías
de imperiosas bellezas:
laguna Grande y Diamante
colapsada de flamencos
unicidad de estos páramos,
sólo el vuelo puede liberarlos
de este paraíso terrenal solitario y árido.
En tu central concentración
de cráter inactivo
de aluvionales vómitos
de escorias negras y de rojos mazacotes,
en tu mortandad de los tiempos
no podías estar solo,
el salar del Hombre Muerto
vela tu propia muerte.
La vida fue arrojada hacia otros lares:
Los Nacimientos, el Beltrán, el Calalaste
los cerros de vicuñas florecidos
en pajas de punas amarillas.
El Colorado Callejón trepa a lo alto
y la apacheta celebra en las alturas
a la tierra en misa agradecida.
La Cuesta de Antofalla nos empuja
al portal abismal de los salares
como colosos quietos y dormidos
exhiben su descomunal belleza
en panorámica imagen desplegada.
Allá en un ínfimo punto de todo ese infinito
Antofalla proclama su pequeña humanidad
de algunos apellidos y un puñado de seres.