lunes, octubre 02, 2006

Aldo Novelli - Neuquén - Argentina









POEMAS




En la Tasca


Sentado a esta mesa
bebiendo un vino que no saboreo
charlando con alguien al que no oigo
y según dicen es un poeta del norte,
ella a dos mesas de distancia
habla y ríe sin pudor,
goza plenamente de esos momentos
en que las miradas la rodean,
ella, que no sabe dónde estalla la soledad
o cuántas ausencias me trago en este vaso de vino,
ella
que no sabe de la angustia de los ojos
cuando su cuerpo se torna borroso.

Primer homo

El poeta dice: 'mientras sostengo este mentón milenario',
y yo apoyado en mi mano derecha,
siento un peso ancestral que me conmueve, me sobrepasa,
imaginar la infinita sucesión de padres
que me han dado ser,
pensar - en un acto imposible -
en los perversos, los justos, enloquecidos y humanos ancestros
que me conformaron
hasta llegar al primer homo,
a ese semihombre y mediobestia
que desoyendo todo discurso científico
sobre su primitivo cerebro,
en este instante, hace millones de años:
se sienta en la roca a descansar su sexo
mira la hembra acostada en la tierra
y piensa en mí,
aquí sentado, en una desvencijada silla
descansando del sexo de mi hembra,
garabateando un papel
en esta pastosa noche de verano.
Mientras él, apoyado en aquella roca
sostiene absorto
su mentón casi animal.


La Noche avanza despacio

La voz de Gal Costa susurra
palabras incomprensibles y nostálgicas
desde el fondo de la pieza,
hay una ligera somnolencia en el aire
un atisbo epifánico parece rodearme sigilosamente.
Calma, una dulce calma discurre por mi cuerpo,
siento el tórax llenándose y vaciándose lentamente
y me invade un infrecuente silencio interior,
las voces de los infiernos se han acallado.
Es el momento esperado de la creación
de la palabra sosegada abriéndose paso
desde algún lugar desconocido.
Es la noche que se da vuelta
y avanza despacio hacia mí.

Por estas cosas

Al final de este verso empezaré a amar,
no será un vuelo de garzas en el resplandor de la tarde,
no, no será una imagen tan bella
este amor de palabras transpiradas,
me conformo con una lluvia nocturna golpeando los cristales
en esta viscosa noche de verano,
me conformo con un poco de tabaco un poco de lluvia y
algo más que eso, de algún vino oscuro.
Sucede que me provoca la sintaxis de este verso
casi tanto como la gramática de tu cuerpo,
y todo esto considerando, que no soy un don Juan de la palabra
ni siquiera, un amante latino de bibliotecas deshabitadas
pero aún así
me deshago sin remedio por tus pechos encendidos
por tu ombligo luminoso, por tus nalgas inexplicables.
Por estas cosas, me desvivo en la soledad de la noche,
por estas cosas doblego la palabra muerte
hasta hacerle morder su propia cola.
Por estas cosas, y unas pocas más
al final de este verso empezaré a amar.

Visita

La fui a ver con alguna excusa
- hola como estás - me dijo
y pasé a su living.
Tomamos un café y charlamos de nada y de todo.
La verdad, que mientras hablábamos
estaba especialmente preocupado en descubrir
si estaba sola, si no había nadie en las habitaciones.
Estaba contándome sobre las últimas
aventuras del hijo menor,
pero yo solo pensaba
en levantarle el vestido
arrancarle con violencia la tanga
(que se traslucía con el sol)
y penetrar en su delicia dulce y mojada,
así, sentado como estaba
y ella cabalgando con fervor
sobre mis piernas.
Después nos despedimos con un beso
- no te pierdas - me dijo, al salir.
Justo a mí, pensé
que siempre me pierdo cuando la veo.

Hablando de ciertas cosas

Ahora hablo de otras cosas,
de razones dudosas para sostenerme
de ciertas ideologías descoloridas,
de algunos hombres envueltos en niebla
o mujeres un poco agotadas de amar
y de esos mundos desparejos y absurdos.
Ahora hablo de otras cosas
y no sé si soy claro.
Hay una deshilachada humareda en mis palabras
ya no me sale -mi querido César- espuma por la boca,
ya no cabalgo como el viento palabras desbocadas
azotando su lomo para meterles vehemencia,
ni siquiera corro el colectivo cuando
está escapando de la esquina,
lo dejo pasar con cierta displicencia.
No estoy hablando de la incipiente vejez
o del interminable cansancio de la lucha,
nada tan sabio o valeroso
nada de eso mi viejo amigo.
Ahora hablo de otras cosas
y no sé realmente, si soy claro.

del libro: “La noche del hastío” - Ed. Limón – 2003

2 Comments:

At 6:11 p. m., Blogger Unknown said...

Leyèndote y apreciando tu arte que me invade y bien, abrazos, Juli desde el Perù

 
At 7:15 a. m., Blogger Aldo Luis Novelli said...

No había visto tu comentario amiga latinoamericana, es un gusto, muchas gracias Julia!!.

mi abrazo de sur.
aldo.-

 

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