sábado, diciembre 30, 2006

Norberto Barleand - Buenos Aires - Argentina












POEMAS





MORADA LLUVIA DE LOS ÁNGELES




¿Dónde aguardan las pátinas del llanto,
las esquirlas del dolor,
el corcoveo?

Dónde buscar las gotas del recuerdo
esta médula perdida en el absurdo,
los abrigos,
el color de esta ventana

¿Es que llueve en la mesa de los ángeles
las pupilas del desgarro
o es la oscura parodia de algún niño
en las huérfanas penumbras de la tarde.?




ARPONES DE SEDA EN EL ABISMO

En el abismo de los días
perfumes que huelen a distancia,
la puerta del anden que nunca abriste
para cegar la rotura de mi sangre.

Me ha lastimado la ternura,
provocaron heridas en mi cuerpo,
nervaduras que nunca cicatrizan,
un manto de abrojos y de rondas


A veces exploro
las lágrimas del cuarto
el instante de la almohada, los rituales
la verbena de los patios indecisos
enhebrando los anillos en tus manos.

No será la primavera
los pinceles,
el color de la herida
en un pañuelo tejido
con los poros de la piel en el vacío.

Sospecho de tu rostro,
y la mirada
la duda en la semilla
las estatuas.

De tanta soledad
las atalayas del bronce
perforaron la intemperie,


De tanta vida brotaron los arpones
en mis solapas de seda
ahuyentando la muerte y sus cornisas,

desnudaron melancólicos olores
antiguos capitanes de nostalgias
en el cofre de los sueños.

y las manchas en estos puños
interrogando las arcillas del pasado

cuando fugo hacia vos
y no te encuentro




ORQUÍDEAS EN SOLAPAS DE LA NOCHE

En el ojal del humo
una orquídea seca
acaricia solapas de la noche

Jarrones vacíos
deslizan el agua
entre sábanas tensas


en el silencio
las hojas, los espejos
hilera de frascos
sujetando las ventanas.


El rostro.
La duda

Rencor en los ojos,
un rictus de pena
instalando la sombra,


voces que anuncian
un final predecible


y la orquídea cayendo
agonizando la noche




ETERNIDAD DE LA AUSENCIA

Te busco
entre las ramazones del aire rojo y sollozante,
por las brújulas del incienso y sus membranas.
En la eternidad del árbol
donde observo las ansias de mi sangre.,
por los terraplenes del idilio
y las caricias agotadas por el tiempo.
Te busco amor lejano y subyacente
en el escampe de un cielo azul
morado de azul y sinfonía,
en el encaje aterido de la sombra
y la soledad crecida
por tu ausencia




SOLEDAD DEL TIEMPO Y LA MEMORIA

Fugaron
con un gemido agazapado
y yo estaba solo,
en las nubes del adiós,
irremediablemente solo
como un trueno moribundo,
rosedal de nieve y de penumbra,
solo en los latidos del tiempo,
solo en las plegarias de la aurora,
con un niño de claveles y proclamas
en las guitarras sin sonido
de la acústica insurrecta
solo en el húmedo
viajero de trasnoche
y las cicatrices del barro en las paredes
El vino amargo y el dolor
desterraron las flores
y los nombres que pronuncio sin nombrarlos
oragando el luto del olvido.
Solo con el pulso en caravanas
sosteniendo los muros del recuerdo.
viento y polvareda
en las cúpulas vacías de la noche
golpeando las campanas
y la soledad que se escurre entre los hijos




CAMPANARIOS

Ojos cerrados,
la mirada oblicua.
Sucumbe el nido de los cuervos
cayendo por campanas de sangre.
En el turbio costado del asombro,
llueven murciélagos sin capas
que muerden el cielo de la noche.
Los faroles ajados
no encienden las tinieblas
y las rosas del espanto
preludian
la codicia
de los hombres.