sábado, diciembre 23, 2006

Perla Jaimovich - Tucumán - Argentina

















POEMAS

Encrucijada

Migra
la estrada
sus espectros de antaño
Él
sólo trae consigo
algunas borras y botanas
un velo de indulgencias
y
la súbita estela de sus trajines.

Tal vez
intente…
tal vez
consiga…
- es cuestión de racha –
un réquiem a sus jirones.

En esta debacle
estableciendo el correlato
si el destino de un río
es vaciar en el mar
el de un hombre
es escalar
las incipientes gradas
de su propia utopía…



Réproba

Al vilo
ascendente
el perdón llaga
urge al cosmos que restaña…

En el omnímodo regazo
- frío sacramental –
demanda signos impenitentes
mi desolación.

La vigilia del cortejo
musita el póstumo deseo
y entre cirios abjura
un suspiro lateral.

Visten de luto
mis acuarelas de antaño
y me desangran…


PUNTO MUERTO

Hay una tumba vacía…

Estoy buscando el talud que se invierte
en cada intento…

Pero, a sabiendas o no
insisto en las ruinas proscriptas.

Rayando la orilla
no hay puentes
no hay vados
ni dolor.
Sólo
latas vacías que evocan
barricadas sobre recuerdos
- lastres por doquier –
y mi oración de la víspera
que se esconde de Jahvé.
Rueda mi pellejo varado
en el zumbido de una duda.

Hay una tumba vacía…


PALABRAS AL BORDE

Se desangran
enmudecen
yuguladas de acecho
de pavor
apresan un llanto.

Con las agallas en andrajos
sólo devuelven estocadas
- fútil antídoto a mi memoria -

De súbito
arrebatadas
desasidas
vuelven sobre sí
para ensayar un epinicio
“Errare humanum est”
“Errare humanum est”


INFORTUNIO

Encontré el horizonte
un punto furtivo
un arranque visceral
y las aguas turbias del Leteo…

Inextricable,
en las hormas de Satán
verraquea conmigo
el deleite ambiguo de lo acerbo…

Encontré – también-
esta condena,
el aliento de otras puertas
y apenas mi ansiedad
royendo las cadenas…


OBLACIÓN

Infame condición
la que persiste
tras los epígonos del Nazareno…

Un pensamiento
macera
el momento de la carne
que provoca aversión.

Tal certidumbre moral
abre la ceremonia
que reedita
- con premeditación –
el Eccehomo agonizante.

Y vuelve el tiempo borrascoso
se entremueren las candelas
mas los sumidos en abluciones
sólo pretenden atar los cabos sueltos…

Acaso
en este mundo sin misericordias
una y otra vez
habrán allí mismo de condenar:
¡ a su borrego más amado!